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Once años apagada

 

El nuevo templo catedralicio de Tenerife, inaugurado en 1913, fue uno de los primeros edificios edificados con hormigón en España. Sin embargo, emplear este material novedoso conllevaba el riesgo de utilizar técnicas poco avanzadas, algo que se evidencia con el cambio de milenio. En 1998 comenzó el estudio de los daños detectados en la estructura y las cubiertas. De este modo, en 2002 la Catedral cierra sus puertas tras haberse incluido en el Pan Nacional de Catedrales. Aunque estaba previsto reabrir el templo en 2005, la lentitud burocrática y las discusiones técnicas entre las partes implicadas retrasan el inicio de las obras. Mientras que el Ministerio de Cultura defendía la restauración de las bóvedas, el Obispado de Tenerife proponía su demolición para evitar nuevos problemas en el futuro, petición que finalmente se cumple.

 

Tras descatalogar la techumbre como bien patrimonial, la eliminación de la misma comienza en 2008. Los esperanzadores anuncios de llegada de financiación se quedaban en simples promesas. El tiempo seguía pasando y la Catedral permanecía cerrada. Al fin, en 2011 comienza la fase de reposición de las cubiertas, pero no ha sido hasta finales de 2013 cuando la obra ha quedado concluida. De los seis millones de euros presupuestados por el Gobierno central, apenas una tercera parte ha llegado a La Laguna. Ante el temor de una nueva paralización de las obras, al Obispado no le quedó otra que endeudarse, aumentando el coste final de los trabajos a ocho millones de euros.

 

Esto no ha sido suficiente para conseguir el anhelo del Obispado y el Cabildo catedralicio: abrir el templo en septiembre de 2013, coincidiendo con el centenario de la consagración de la Catedral de los Remedios. Pese a todo, la obra exterior finalizó antes de fin de año, y el 25 de enero, el ministro de Cultura entregó oficialmente la obra al Obispado de Tenerife, en medio de fuertes protestas por la presencia de José Ignacio Wert en Canarias.

 

Durante los años que la iglesia de los Remedios ha permanecido cerrada, la sede catedralicia, materializada en la cátedra del obispo, se ha hospedado en el vecino templo de la Concepción, eterno aspirante a ser la cabeza de la Diócesis. Lo mismo han hecho el Cabildo Catedral y la propia parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. La iglesia matriz de la Concepción ha concentrado la principal actividad religiosa del casco lagunero. Quedará por ver su situación tras el regreso de la cátedra episcopal a los Remedios. Mientras, la calle La Carrera ya se prepara para recuperar, mucho tiempo después, la elegancia diocesana.

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